El "Ser Interno" que cada persona aloja en su interior, es el propio "maestro interno", el "yo soy", fractal de la Consciencia Còsmica, con quien existe "conexión directa", por virtud de la cual, las células de cada humano vehículo físico, contienen en el "ADN" toda la "información y programación" de cada "consciencia individual" tanto a nivel del "pasado cósmico", como de todas las "etapas existenciales" habidas en este planeta, des de los tiempos más antiguos. Todo queda guardado, nada se pierde (a pesar de que los humanos cerebros no lo puedan registrar, por tremendos "olvidos" y "manipulaciones" en un pasado, que ya hemos señalado otras veces) y que, en momentos de mayor grado evolutivo-consciencial, partes avanzadas de esta humanidad emergente "actualizarán este pasado" registrándolo también en sus cuerpos existenciales, ya sean densos o sutiles, y/o desenvolviéndose en dimensiones superiores de este Universo. Ya en estos momentos del terrestre siglo XXI, existen muchos seres humanos, llegados en estas últimas décadas, sobretodo los "índigos" con todas sus variantes, que ya han ido "actualizando", o lo están haciendo ahora progresivamente, toda la memoria cósmica y terrestre.
La "pureza esencial" de cada consciencia, sin tomar cuerpo físico, es incontrovertible, penetrar a las dimensiones más densas, como ya se ha dicho también, comporta el "riesgo de la propia densificación", el ser humano incorporado a la Tierra, aun confundido, trae la semilla de convertir ese "riesgo" en "deber de aprender", "ayudar y respetar a todos sus semejantes", e incluso "transmutar en consciencia al propio cuerpo físico de carne y hueso" dentro de un "camino iniciático" de auto realización íntima, que realmente, "muy pocos" consiguen de "completar de manera concluyente". Árdua es la tarea dentro de un "sistema", el que ahora ha empezado a periclitar, que nunca hizo "pedagogía de la consciencia, ni de la voluntad", sólo del "ego codicioso y enfermo", un mundo que precisa y va a recuperar el "Norte", en "misión" de cada ser humano sensibilizado y laborante del camino de "despertar de la consciencia".
Y bendito el instante que nos toca vivir, pues la eferverscencia energética que nos ha dado y nos trae todavía el "ciclo solar" no sólo está ayudando a la "reflexión consciente", sinó que confirma y corrobora la llegada, por así decir, de "paquetes de información" del centro de la galaxia, a personas que se encuentran en el punto óptimo para "recibirlos, descifrarlos y compartirlos" con multitudes de seres que estan "despertando", atentos y anhelantes.
El centro gigantesco de nuestra galaxia reverbera AMOR para completar la tarea ingente de centenares de miles de maravillosas consciencias, para salir del anquilosamiento, recuperar el propio control inicial, acabar -siempre amorosamente- con los ciclos cerrados que las tienen encalladas entre sueños ilusorios, burbujas psíquicas, dudas y racionalismo impenitente, encumbramiento del "ego subjetivo y la falsa personalidad" en detrimento del Ser Interno real y objetivo que es cada uno.
Cada ser humano en nuestro mundo, dispone de su propio "maestro interno" única entidad que hay que sentir, escuchar y fundirse en ella. Mucho del conocimiento que se busca "por fuera", para ver "quién lo explica mejor", quién "convence más", quién es más "original": Ya está dentro de cada uno, nadie nos hará tan conscientes como nuestro propio Ser Interno. Que siempre está presente, aun cuando nos "cueste percibirlo", porque con frecuencia, nuestra mente está "hasta los topes" de pensamientos "innecesarios" que se interponen, que dificultan la conexión con el Ser Interno. Al que llega cada uno "solo" cuando vive el presente con intensidad. De aquí la insistencia reiterada en "vivir el presente" pues es cuando somos verdaderamente lúcidos y conscientes, de instante en instante, de momento en momento: es cuando realmente "actualizamos" lo que verdaderamente somos. Cuando uno "pierde" esta noción principalísima, busca inopinadamente por todos lados, lo que "olvida" que está dentro de si: el propio maestro interior*
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