Sólo en la "Quietud del Silencio" existe la plenitud del Ser Interno, en íntima recordación, identificación y Consciencia. No hay que definir (por indefinible) todo lo que "eso" significa puesto que deviene particular discernimiento de todo ser humano, que meditando, en él penetra. Cada quién percibe en grado lo bastante provechoso el anhelado conocimiento, tesoro de eternidades, que con frecuencia los humanos olvidamos experimentando en la densa materia, pero que nunca hemos dejado de albergar en la propia Consciencia.
Cuando uno entra en la "Quietud del Silencio" con la suspensión práctica de los sentidos físicos, la "frecuencia de vibración" que hasta entonces uno había sostenido, cambia para unificarse con la Frecuencia Universal con la que vibra nuestro Ser Interno, una energía luminosa y sutil hecha de AMOR puro, que es lo que somos los seres humanos en nuestra más íntima integridad.
Desde este especial "estado de conexión interior" se puede acceder a la "propia memoria del Ser Interno" que recoge todas las experiencias, desde el eterno ORIGEN de la luminosa e infinita entidad que somos, hasta la consciencia cósmica universal, que nos une a todos con el TODO. Por tanto se puede recuperar información y conocimientos que ya se tenían, aunque suspendidos en un "olvido temporal", así como "nuevos paquetes de información" provinientes del cosmos y de los procesos que en estos momentos se están ejecutando y que nos "afectan" directamente: el Ciclo Solar 2012 o Maya, con la Gran Ascensión de la Consciencia Planetaria y Humana, el Salto Cuántico Dimensional (de 3ª a 4ª Dimensión) también del Planeta Tierra y de aquella parte de la Humanidad que se haya "desprendido suficientemente" de la materia y así lo anele.
Pero aun así, desde la "Quietud del Silencio" no hay que esperar nada... Todo fluye naturalmente, sin el concurso de la "mente" (que es la que espera), pues en esos instantes ya es consciencia misma que no dificulta este fluir, este "ser con el Ser", este "ser con el Todo", este sentirse parte integrante y viva "de la Consciencia toda" que palpita en toda la Naturaleza, en todo el Universo, este "bien ser" alejado del material y engañoso "bien estar". Y dentro de este fluir natural (en donde nada se espera) se vivencia lo esencial y todo lo que comporta el propio crecimiento particular de cada uno.
En la sagrada "Quietud del Silencio", con calma y paciencia, uno fluye y se suelta con entrega y donación, en total ausencia de deseo y espera, con consciencia lúcida y transparente, como conductora del viaje por los ámbitos recónditos y sublimes de la Vida, donde el Espíritu se reconoce y es reconocido, donde aspira el Alma a asentarse y contemplar, sencillamente, la Luz del Absoluto.
Esencialmente la "Quietud del Silencio" abre gigantescos espacios por donde la Consciencia flota libre y feliz, llevándonos de la mano y enseñándonos a "despertar y a recordar" porque somos parte de ella misma, transtornadas temporalmente por el paso por la "materia densa de 3D".
Esta es la Consciencia maravillosa que el Hombre es, y a quién ha de servir la "mente" más allá del "cuerpo de los deseos y las bajas emociones" con que el "ego de la personalidad" lo pretende de esclavizar. Y es la que "dispara una alarma directa" cada vez que un "desequilibrio" estalla en las relaciones humanas: todo el mundo siente en su interior esta señal inconfundible...
La "Quietud del Silencio" es un bálsamo para calmar y diluir todas las angustias vitales, fluyendo hasta el Ser Interno, Padre-Madre, Divino Andrógino, que es nuestro respectivo Ser Interno, que eres TU y que soy YO, -sin esperar nada-, EL-ELLA, sabe perfectamente aquello que tu buscas, aquello que te falta o aquello que te sobra... Tú sólo fluye, fluye, fluye en el mágico ámbito de tu Meditación, déjate llevar, sueltate y sé tu mismo SER...
Pero aun así, desde la "Quietud del Silencio" no hay que esperar nada... Todo fluye naturalmente, sin el concurso de la "mente" (que es la que espera), pues en esos instantes ya es consciencia misma que no dificulta este fluir, este "ser con el Ser", este "ser con el Todo", este sentirse parte integrante y viva "de la Consciencia toda" que palpita en toda la Naturaleza, en todo el Universo, este "bien ser" alejado del material y engañoso "bien estar". Y dentro de este fluir natural (en donde nada se espera) se vivencia lo esencial y todo lo que comporta el propio crecimiento particular de cada uno.
En la sagrada "Quietud del Silencio", con calma y paciencia, uno fluye y se suelta con entrega y donación, en total ausencia de deseo y espera, con consciencia lúcida y transparente, como conductora del viaje por los ámbitos recónditos y sublimes de la Vida, donde el Espíritu se reconoce y es reconocido, donde aspira el Alma a asentarse y contemplar, sencillamente, la Luz del Absoluto.
Esencialmente la "Quietud del Silencio" abre gigantescos espacios por donde la Consciencia flota libre y feliz, llevándonos de la mano y enseñándonos a "despertar y a recordar" porque somos parte de ella misma, transtornadas temporalmente por el paso por la "materia densa de 3D".
Esta es la Consciencia maravillosa que el Hombre es, y a quién ha de servir la "mente" más allá del "cuerpo de los deseos y las bajas emociones" con que el "ego de la personalidad" lo pretende de esclavizar. Y es la que "dispara una alarma directa" cada vez que un "desequilibrio" estalla en las relaciones humanas: todo el mundo siente en su interior esta señal inconfundible...
La "Quietud del Silencio" es un bálsamo para calmar y diluir todas las angustias vitales, fluyendo hasta el Ser Interno, Padre-Madre, Divino Andrógino, que es nuestro respectivo Ser Interno, que eres TU y que soy YO, -sin esperar nada-, EL-ELLA, sabe perfectamente aquello que tu buscas, aquello que te falta o aquello que te sobra... Tú sólo fluye, fluye, fluye en el mágico ámbito de tu Meditación, déjate llevar, sueltate y sé tu mismo SER...
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