Uno de los aspectos más importantes de la espiritualidad, es darnos cuenta de que "no somos cuerpos físicos dotados de una alma", sino justo al revés: somos almas que utilizamos cuerpos físicos para experimentar y crecer en este mundo tridimensional. Lo principal en nosotros es el Alma (pues somos almas), que es la que da Vida al cuerpo físico que le sirve en cada una de las etapas existenciales, en este ámbito físico en donde se ha comprometido a seguir creciendo. El Alma es la conductora del cuerpo físico, de manera "solo parecida" a como se conduce un automóvil -sin ser el propio automóvil- sino quien lo conduce.
Cuando salimos del ámbito físico de tres dimensiones "ya no necesitamos el cuerpo físico", el cual dejamos "aparcado" en la cama, en donde regenera su energía de las actividades que le hemos dado. Este proceso es permanente y natural en todos los seres humanos pues, en el transcurso del descanso nocturno salimos del cuerpo físico como almas que somos. Todo el mundo puede tener esta vivencia en forma consciente. Es lo que llamamos "sueños", cuando apenas recordamos o con muy poca lucidez los lugares que hemos visitado como almas. A medida que despertamos consciencialmente el recuerdo se va tornando nítido y sabemos que hemos estado experimentando en otros ámbitos dimensionales, algunos lo recuerdan con detalle. Es lo que se llama "viaje astral" del que tanto se ha hablado y que todo el mundo realiza con más o menos consciencia. Y no tiene peligro alguno, ya que es un funcionalismo muy natural de todas las almas que, en este mundo experimentan y crecen en cuerpos físicos de una complejidad maravillosa.
El Alma es inmortal y ha venido del cosmos con muchas experiencias y conocimientos, y ahora, está experimentando en el planeta Tierra, en el mundo físico de tres dimensiones, a lo largo de todo un ciclo completo tal y como lo decidió en su momento, y en forma lúcida y consciente. En contrapartida, lo que es "perecedero" dentro del tiempo dual en que nos movemos, es el cuerpo físico que, como se sabe nace, crece, madura y muere en un lapso de tiempo, más o menos flexible, dependiendo de las diversas circunstancias de consciencia y vida, para llegar a la "fecha de caducidad" antes o después. Entre la muerte física y el próximo nacimiento, también conocido como "espacio entre vidas" , el Alma recapitula y se prepara -si es el caso- para un nuevo retorno al mundo físico.
El Alma tiene cualidades maravillosas y eternas, que ha "tapado" la propia densidad física de este ámbito, unida a los desequilibrios humanos que eso ha comportado, así como la acumulación de "conflictos no resueltos" (que con frecuencia quedan de una vida para otra) dentro de las diferentes y multiples etapas existenciales, las cuales nos corresponsabilizan a todos sin excepción. Hasta el extremo que una gran mayoría de seres humanos ha olvidado su verdadera identidad como almas inmortales, a cambio de una identificación total con el cuerpo físico perecedero y con la propia dimensión física, desembocando en el mundo de las "creencias" y por tanto llegando a creer que el "cuerpo físico" es literalmente "todo" y que no existe "nada más".
Toda esta "identificación", todo este camino "desesperado" a ninguna parte, tiene, por supuesto, un conocido protagonista muy, pero que muy aferrado a la materia densa de este mundo y que ha nutrido ni más ni menos que a la propia "personalidad humana", apoderándose de la mente y deseando substituir al Alma. Sabéis a quien me refiero, no? Claro: al ego subjetivo y plural, autor de todos los desequilibrios y espejismos de nuestro mundo, por haberle sido dadas todas las "riendas" para que así fuese...
El Alma que somos todos y cada uno, se está auto-restituyendo y como se ha dicho infinidad de veces, ahora es el momento más óptimo (pues el Ciclo Solar sigue energizando todo) y nos recuerda amorosamente aquello que ya sabemos y que guardamos en la memoria cósmica, el compromiso dentro del ciclo terrestre en el que estamos inmersos, para proseguir conscientes el camino de ascenso hacia el hogar cósmico de orígen, al que pertenecemos, limpiando y serenando cada uno la propia mente para que el Alma con su precioso Intelecto la llene de pensamientos amorosos y de paz, de serenidad y altruismo, de libertad y respeto mutuo, de alegría y felicidad, de perdón y agradecimiento, de comprensión y tolerancia, de equilibrio y discernimiento, de luz y ternura, de entendimiento y saber, de humildad y sencillez, de verdad y sinceridad, de Consciencia Plena y Despierta...
Dejemos ahora nuestro cuerpo, por un rato, en esta densidad física, reposando muy relajadamente... Nos concentramos en nuestra respiración: inhalar, retener por unos instantes, exhalar (varias veces)... Hagámonos conscientes de nuestros órganos físicos maravillosos, en su perfección, en el torrente sanguíneo precioso y lleno de VIDA, en todas las células, precisas, luminosas y sabias en su contenido... Por unos instantes sentimos la vibración de esta globalidad corpórea tan perfecta y agradecemos... A continuación y en Consciencia de Alma nos elevamos vaporosos y livianos por encima de nuestro cuerpo físico, sintiéndonos flotar sobre la estancia, luminosos, alegres, elevándonos más y más por encima de los tejados de la ciudad, vemos el ir i venir de la gente, diminuta desde aquí, por calles y plazas... El ruido de la ciudad se aleja rápidamente, mientras distinguimos la Tierra, nuestra amada Gaia, en toda su magnificencia y belleza multicolor... Un SILENCIO especial nos envuelve mientras fluimos y fluimos por el espacio infinito, lleno de cuerpos de luz, planetas llenos de VIDA en su multidimensionalidad... Dentro de este fluir nítido y amoroso, nos sentimos atraídos por un Punto de Luz mucho más luminoso que todos los demás, con una intensa coloración de tonos azulados-dorados-bermejos, su poderosa radiación nos acaricia, nos acoge y, de repente, nos encontramos como suspendidos en una estancia sin límites, en plena felicidad, por entre el ruido milagroso del SILENCIO que hace vívida nuestra conexión con el TODO, con la FUENTE INAGOTABLE... Estamos en Casa, así lo sentimos, el Hogar Cósmico de Origen... Inenarrable es la consciencia de conexión, indefinible el tiempo que no existe sino en un Eterno AHORA... Finalmente y a incalculable velocidad, retornamos al cuerpo físico, siendo auténticas vivencias del Alma, para seguir fluyendo desde el ámbito físico, donde estamos...
OM SHANTI NAMASTÉ OM MANI PADME HUM AUM AMEN