lunes, 29 de marzo de 2010

OM MANI PADME HUM



OM MANI PADME HUM van repitiendo los budistas tibetanos, y también los que vocalizamos los diversos "mantrams" con veneración, palabras vibrantes y  energéticas como los "Kiries" o como el "Padrenuestro", que realmente sólo son oraciones "válidas" en razón de la Consciencia que se ponga en ellas al pronunciarlas.  Toda oración "funciona así", con el convencimiento profundo de que nos estamos dirigiendo, o a la parte más elevada de uno mismo, o desde esta parte hacia donde uno invoca, o suplica una ayuda.  Esta parte "elevada" de nosotros mismos, hace de nexo o puente, para alcanzar los niveles espirituales invocados.

Dice G.B. en su obra "The Divine Matrix" que cuando uno reza, no tiene que existir "sólo" una profunda y sincera suplica, sinó que también, y eso es importante sobremanera, que rezando, hay que visualizar al mismo tiempo cristalizada ya y cumplida, la petición que uno esté expresando en la oración, eso es vital y efectivo.  La oración "sin" esa visualización, por virtud de la cual se nos está dando o cumpliendo lo solicitado,  minimiza su efecto y "agrava" la causa que motivó la plegaria.   Por ejemplo: no basta con decir: "Padre mio, que cure él de su enfermedad..." Sino que uno mismo tiene que estar "viendo ya" como esta persona "efectivamente está curada": este es el campo universal que la Matriz Divina puede reconocer.  Cuando nos "sentimos" como si estuviésemos envueltos de "paz y curación" estamos utilizando el lenguaje que abre todas las posibilidades.  De esta forma - señala Braden - estamos creando un cambio de energía que puede ser descrito como el clásico "salto cuántico".

Igual que un electrón salta de un nivel de energía a otro, sin atravesar el espacio entre los dos,  cuando realmente "sabemos" que estamos usando el "lenguaje cuántico correspondiente" y no simplemente pensando en lo que podría ser: estamos en el "otro" estado de Consciencia. Este es el estado que se convierte en puro espacio donde comienzan los sueños, las plegarias y los milagros.
Pienso que así queda explicado con mucha nitidez, y comprendiéndolo, vale la pena "aprender a rezar correctamente" si es que se quiere hacer de manera "efectiva", de la misma manera que aprendemos a relajarnos, a concentrarnos, a meditar y en definitiva, a respirar correctamente, que es también la "clave" de muchas cosas.
Las oraciones, la plegarias, los mantrams, son poderosos, si se realizan correctamente, si lo hacemos con el "lenguaje cuántico" que viene a ser el lenguaje de la Consciencia, "no es", acto mecánico o reflejo de "pensar" o "intelectualizar" la práctica espiritual,  no es convertir el acto de rezar en una "rutina absolutamente inútil".  Es hacerla efectiva adentrándonos en el "campo universal" de la Matriz Divina, de la que somos parte, y de la que formamos parte, y es desde donde se pueden producir los cambios que se anhelan...

                                     

Es realmente lamentable ver la rutina en que se  han  visto reducidas algunas plegarias y oraciones de la "màxima potencia", en labios de algunos religiosos, que sólo traen desgana y no transmiten nada, porque simplemente "no ponen en actos de tanta importancia el grado de Consciencia necesario", conviertiéndose cualquier rito en una serie de fórmulas pronunciadas maquinalmente de "carretilla" y de forma cerebral y fria.
Todo se tiene que ir aprendiendo y practicando de nuevo, es la forma de no desvirtuar más las cosas.
Somos parte del Universo y tenemos la capacidad de modificar y cambiar pequeños fragmentos a través de la manera en que vivimos.  Estamos conectados universalmente en el nivel cuántico, por lo tanto nuestra interconexión implica, que cambios aparentemente "pequeños", ejerzan una gran influencia sobre el mundo y el universo en general.  Eso es, por ejemplo, "el efecto mariposa", es aquella famosa frase: "Si una mariposa hace batir sus alas en Tokio, un mes más tarde, se puede producir un huracán en Brasil".
Acabaré con un parágrafo del libro de Gregg Braden: "The Divine Matrix", que me parece "elocuente":
"Si existe dentro de nosotros un poder con que alterar la esencia del universo y crear paz y felicidad, tendria mucho sentido que hubiera un lenguaje que nos permitiera hacer eso conscientemente y a voluntad.  Y el hecho es que si que lo hay, es precisamente el lenguaje de la emoción, de la imaginación y de la oración, que Occidente perdió en el siglo IV a causa de los edictos de la Iglésia Cristiana".

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